jueves, 20 de agosto de 2015

TE MIRO A LA CARA, PERO NO TE RECONOZCO

Dra. María Berenguer
Pediatra

Ésta no sólo es la frase que diría cualquier madre a su hijo que acaba de hacer una trastada de importancia. También es una frase que puede pensar a diario un paciente afectado de prosopagnosia. O lo que es lo mismo, una persona incapaz de reconocer caras.


Esta curiosa afección adquiere su nombre del griego “prosopon” πρόσωπον (cara) y “agnosia” αγνωσία (ausencia de conocimiento). El término fue introducido por Joachim Bodamer en 1947 para describir el caso clínico de un paciente de 24 años que tenía una herida de bala en la cabeza. Este paciente había perdido su capacidad para reconocer las caras de familiares y amigos, incluso era incapaz de reconocer su propio rostro al mirarse en un espejo.

Los pacientes que presentan agnosia visual son incapaces de reconocer estímulos visuales, sin embargo no tienen ningún problema de visión. Para reconocer un objeto, el estímulo sensorial que se produce se procesa en nuestro cerebro, con la ayuda de nuestra experiencia individual y del resto de estímulos externos, cada uno de nosotros percibirá ese objeto de una forma particular. Por lo tanto, sensación y percepción van a constituir dos conceptos cuya asociación nos ayuda constantemente a movernos en el mundo en el que vivimos.

La prosopagnosia es un tipo de agnosia visual específico para las caras. El paciente no es capaz de reconocer caras familiares y en los casos más graves incluso su cara en un espejo. Se ayudan, por lo tanto, de procedimientos sustitutivos: la voz, forma de caminar, particularidades en el vestir, características físicas importantes, etc… Por lo tanto, el déficit va a ser más evidente en situaciones estáticas como una fotografía  que en situaciones reales.

La prosopagnosia pura es rara y mayoritariamente se debe a procesos adquiridos como ictus o enfermedades degenerativas.


Un buen ejemplo, es el libro del neurólogo y escritor Oliver Sacks “The man who mistook his wife for a hat” (“En hombre que confundió a su esposa con un sombrero”) publicado en 1985. El caso que da nombre al libro habla de un hombre con prosopagnosia cuya esposa estaba acostumbrada a curiosos incidentes diarios. 

Dra. María Berenguer
Pediatra 

jueves, 13 de agosto de 2015

EL HOMUNCULO DE PENFIELD





Wilder Penfiel fue un neurocirujano canadiense que ejerció la medicina a mediados del siglo XX. El fue el responsable del desarrollo de la representación esquemática conocida con el nombre de Homúnculo de Penfield. Homúnculo proviene del latín y significa hombre pequeño.


En 1950, como resultado final de un largo estudio científico, el Dr Penfield creó un esquema a caballo entre la ciencia y el arte. Se trataba de una figura humana, un tipo extraño con manos, cara, boca y labios enormes, de pies muy pequeños, con piernas y brazos enanos. Con esta figura quería esquematizar la extensión del área cerebral dedicada a cada parte del cuerpo. De esta forma, cuanto mayor es el área que el cerebro dedica a determinada parte del cuerpo, mayores son las dimensiones de dicha área en la figura del homúnculo.


Tenemos dos homúnculos, el de las sensaciones y el de los movimientos. Son muy parecidos.

Prestemos atención a las dos estructuras anatómicas que mayor representación tienen a nivel motor y sensorial en nuestra corteza cerebral. Estas son la cara y las manos. Curiosamente estas dos estructuras son las que más nos caracterizan como seres humanos. Ambas son capaces de generar movimientos de gran precisión. La combinación de micromovimientos de los músculos de la cara es capaz de transmitir infinidad de sensaciones. Por otro lado, la precisión de una mano humana es gigantesca. Gracias a las manos el mundo en el que vivimos tiene la forma que tiene.


Cara y manos sin duda nos singularizan anatómicamente entre las especies.

Dr Pedro M Losa.



 

jueves, 6 de agosto de 2015

UNA CARA ATRACTIVA: LA REGLA DE LOS TERCIOS




Volvemos de nuevo al asunto del porqué nos resultan unas caras atractivas y otras no. Cuando mostramos una cara atractiva y bonita, la gran mayoría de nosotros estaremos de acuerdo en afirmar que ese rostro efectivamente es a atractivo o bonito. Mirad la segunda imagen. Parece que la cara más bonita es la A.  Pero… ¿Sabríamos decir por qué? Podemos hablar mucho a cerca de este tema y dar muchas razones, sería muy extenso.

En este post me gustaría explicar un concepto de armonía y proporción facial. Es algo básico en nuestra profesión y en lo que nos fijamos cada vez que analizamos una cara. Los profesionales lo hacemos de forma consciente, el resto de personas lo hacen también, pero de forma inconsciente.

Una cara armónica y proporcionada en el sentido vertical debe ceñirse a la regla de los tercios.


Dividamos la cara en el sentido vertical en tres porciones:
-         La inferior desde donde empieza la barbilla hasta la parte más baja de la nariz (tercio inferior)
-         La porción media va desde la parte más baja de la nariz hasta la parte más baja de las cejas (tercio medio)
-         La porción  superior va desde la parte más baja de las cejas hasta el punto más alto de la frente

La persona A tiene un patrón facial mesocefálico (proporcionado), la B braquiocefálico (tercio medio pequeño), la C dolicocefálico (tercio inferior grande)


Mención especial merece el tercio inferior. También tiene su propia regla. Lo podemos dividir a su vez en tres tercios: primer tercio (labio superior) segundo y tercer tercio (labio inferior y menton). Si te fijas Mariano Rajoy tiene un labio superior muy pequeño, es la cara  típica.


Gracias por compartir. Si te ha gustado también puedes leer LA SONRISA PERFECTA l: EXPOSICIÓN GINGIVAL