Dr Jorge Guiñales
Cirujano Oral y Maxilofacial@JorgeGuinales
Resulta obvio como cada
persona asume su enfermedad e una manera muy personal y que esta visión está
influenciada por muchos factores diversos como la personalidad del paciente, su
edad, su estado de salud previos, su apoyo familiar y un sin fin de
circunstancias que nos rodean a cada uno como personas.
Sin embargo como Médico, no
deja de llamarme la atención como una misma enfermedad con una evolución y
comportamiento semejantes, puede afrontarse de dos maneras completamente
distintas y de este modo condicionar la calidad de vida del paciente y puede
que hasta su pronóstico.
Hace aproximadamente unos dos
años diagnosticamos a un paciente joven de unos 40 años, de un tumor maligno de
maxilar, por lo que intervenimos al paciente para realizar la extirpación del
tumor acompañada de una disección cervical ganglionar y una reconstrucción
microquirúrgica del defecto. Por las características del tumor, se decidió
completar el tratamiento con radioterapia. Durante los últimos meses, he
evidenciado en las revisiones en consulta del paciente, como su estado de ánimo
ha decaído, se ha aislado en casa y se ha autolimitado para la mayoría de las
actividades cotidianas, para las que objetivamente no tiene ningún limitación.
Su mayor frustración, según refiere, es la sequedad oral secundaria a la
radioterapia, que según refiere le limita para salir a la calle, dormir y
quedar con amigos. Su estado de salud es bueno, el tumor está actualmente en
remisión y como os comento no tiene, salvo la sequedad de boca, ningún otro
problema físico. Sin embargo, su forma de afrontar este problema le ha llevado
a una situación de aislamiento que está condicionando su vida y la de su
familia.
Al mismo tiempo, tengo otro
paciente, de unos 70 años, intervenido de un tumor mandibular que ha recidivado
en dos ocasiones por lo que ha tenido que ser reintervenido y además ha
recibido tratamiento adyuvante con radio y quimioterapia. Actualmente presenta
una nueva recidiva por lo que tendrá que recibir nuevos ciclos de quimioterapia
y su estado de salud basal es objetivamente peor que el del paciente. Sin
embargo, él afronta la vida con plenitud, con ganas y optimismo. Siempre está
animado ,no sólo no ha dejado de realizar su actividad cotidiana si no que
incluso es más activo que antes de la enfermedad. Tiene ganas de vivir la vida
y de disfrutar de su familia y amigos.
Estas dos situaciones son
intrínsecas a cada persona y como médicos nuestra misión es brindar toda
nuestra ayuda a cada paciente para recuperar su vida cotidiana. Pero incluso
cuando hacemos todo lo posible, aplicamos las técnicas y los protocolos más
actualizados, hay factores que se escapan de nuestras manos y uno de ellos es
sin duda la forma en que cada uno afronta su enfermedad.
Para mí resulta muy
frustrante ver como este hombre, actualmente libre de enfermedad, se ha
encerrado en si mismo y se ha limitado hasta el punto de no salir a la calle.
Nuestro trabajo sirve de poco si él no puede reintegrarse e su día a día. Cada visita intento hablar con él para intentar
hacerle ver que él puede poner mucho de su parte para cambiar estas
condiciones, que tiene que dejarse ayudar por nosotros y por los psicólogos
para recuperar poco a poco su vida. Le cuento el ejemplo del otro paciente y el
de muchos otros que han afrontado la
enfermedad con entereza y siguen día a día intentado disfrutar de su vida
mientras luchan contra un cáncer que puede volver a dar la cara en cualquier
momento. Le cuento situaciones mucho peores por las que atraviesan muchas otras
personas para que intente relativizar el problema. Pero él continúa encerrado en sí mismo y no
quiere recibir ayuda psicológica. Me imagino que no es fácil vivir con esa
espada de Damocles pero como le digo a él, ninguno de nosotros, incluso sin
haber padecido un cáncer, estamos exentos de que hoy sea nuestro último día.
Así tenemos dos pacientes
completamente opuestos, uno libre de enfermedad que lleva una vida
completamente limitada como si presentara enfermedad activa. Y otro con enfermedad
activa que afronta la vida con la ilusión de un adolescente. La cirugía del
primero puede haber sido un éxito quirúrgico pero no hemos conseguido curar al
paciente. El segundo paciente por el contrario a pesar de seguir conviviendo
con la enfermedad, vive como si no la tuviera.
Nuestro objetivo al final es
que los pacientes no sólo vivan, si no que lo hagan en las mejores condiciones
posibles. Por eso, cada día, intento hacer ver a mis pacientes que su enfermedad
es una cosa en la que ellos juegan un papel primordial y que sólo juntos
podemos conseguir los mejores resultados.
Dr Jorge Guiñales
Cirujano Oral y Maxilofacial@JorgeGuinales
Es verdad, la mentalidad de cada persona en ocasiones limita la infinidad de posibilidades que el mundo puede ofrecernos, lamentablemente no solo afecta a una persona, si no a todas las que están directa e indirectamente involucradas con ella, hace no mucho tiempo yo padecía de algo similar a lo del primer paciente, encerrado en mi propio mundo sin ganas de conocer mas allá de este, pero gracias a los libros es que pude salir adelante, la lectura me ayudo a conocer un infinito mundo de posibilidades que yo creí haber perdido. "La lectura nos regala mucha compañía, libertad para ser de otra manera y por ende, lograr a hacer más"
ResponderEliminarGracias por compartir. Hay que luchar contra la enfermedad física y psicologicamente. La lectura abre la mente y sin duda es una herramienta potente de conocimiento.
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