Llegan
las vacaciones y desde la DGT nos informan sobre las precauciones que se deben
tomar al volante. Muchas de ellas ya conocidas como el control de la velocidad,
distracciones etc… Sin embargo nunca se avisa de las posibles consecuencias de
la violencia verbal y física que ocasionan los encontronazos entre conductores,
sobre todo en las ciudades. En ciertas ocasiones esta violencia acaba con uno o
los dos implicados en el hospital.
Les
cuento un caso curioso atendido en el Servicio de Cirugía Maxilofacial del
Hospital La Paz (es sólo uno de muchos).
Se
trata de un señor que tras ponerse el semáforo en verde pita al conductor de
delante al ver que éste no salía ya que estaba despistado. El conductor de
delante sale del coche de forma muy violenta y se dirige al que había pitado.
-Baja
la ventanilla… Qué problema tienes (insultos…)
-Disculpe,
vi que se había despistado y sólo quería avisar. Cálmese. Le pido disculpas
no era mi intención molestarle.
-Ni se
te ocurra volver a pitarme otra vez o te vas a enterar.
Tras un
rato de charla el conductor que pitó consigue calmar el ambiente. El otro se
monta en el coche y continúan la marcha. “Para que le he pitado”, se pregunta. Todo
parece un susto. Sin embargo en el siguiente semáforo el conductor de delante
se baja del coche no contento con la simple bronca. Saca del maletero una llave
inglesa y… fractura de mandíbula.
Afortunadamente
todo se reparó y el paciente actualmente no tiene ninguna secuela.
Este es
solo un caso de los numerosos que atendemos. La violencia sobre el asfalto
supone un porcentaje importante de las agresiones que atendemos en el hospital.
Desde aquí les recomendamos paciencia al volante. Nunca sabemos a quién
pitamos.
Dr
Pedro M Losa
Cirujano
Oral y Maxilofacial
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