jueves, 30 de julio de 2015

UN PÁRRAFO DE GRATITUD

Cuando decir gracias es muy poco decir...

Jamás hubiera imaginado cuál sería el devenir de este proyecto. Hace escasamente un mes iniciamos con ilusión la construcción de este blog. Todo fueron dudas. Dudas sobre la temática, la estética, la forma de promoción…pero especialmente dudas sobre el seguimento.

Hoy podemos decir que el balance es ampliamente positivo. Más de 1600 lecturas, camino de 350 seguidores en twitter, y otros muchos en facebook y linkedin.

Gracias a todas las personas que nos siguen, y retuitean, pacientes, estudiantes de medicina, médicos, odontólogos y curiosos. Seguiremos dando la cara.

Dr Pedro M Losa
Cirujano Oral y Maxilofacial

@LCirujanofacial

lunes, 27 de julio de 2015

LA INFLUENCIA DE LA MENTE SOBRE LA ENFERMEDAD

Dr Jorge Guiñales
Cirujano Oral y Maxilofacial
@JorgeGuinales

Resulta obvio como cada persona asume su enfermedad e una manera muy personal y que esta visión está influenciada por muchos factores diversos como la personalidad del paciente, su edad, su estado de salud previos, su apoyo familiar y un sin fin de circunstancias que nos rodean a cada uno como personas.

Sin embargo como Médico, no deja de llamarme la atención como una misma enfermedad con una evolución y comportamiento semejantes, puede afrontarse de dos maneras completamente distintas y de este modo condicionar la calidad de vida del paciente y puede que hasta su pronóstico.


Hace aproximadamente unos dos años diagnosticamos a un paciente joven de unos 40 años, de un tumor maligno de maxilar, por lo que intervenimos al paciente para realizar la extirpación del tumor acompañada de una disección cervical ganglionar y una reconstrucción microquirúrgica del defecto. Por las características del tumor, se decidió completar el tratamiento con radioterapia. Durante los últimos meses, he evidenciado en las revisiones en consulta del paciente, como su estado de ánimo ha decaído, se ha aislado en casa y se ha autolimitado para la mayoría de las actividades cotidianas, para las que objetivamente no tiene ningún limitación. Su mayor frustración, según refiere, es la sequedad oral secundaria a la radioterapia, que según refiere le limita para salir a la calle, dormir y quedar con amigos. Su estado de salud es bueno, el tumor está actualmente en remisión y como os comento no tiene, salvo la sequedad de boca, ningún otro problema físico. Sin embargo, su forma de afrontar este problema le ha llevado a una situación de aislamiento que está condicionando su vida y la de su familia.


Al mismo tiempo, tengo otro paciente, de unos 70 años, intervenido de un tumor mandibular que ha recidivado en dos ocasiones por lo que ha tenido que ser reintervenido y además ha recibido tratamiento adyuvante con radio y quimioterapia. Actualmente presenta una nueva recidiva por lo que tendrá que recibir nuevos ciclos de quimioterapia y su estado de salud basal es objetivamente peor que el del paciente. Sin embargo, él afronta la vida con plenitud, con ganas y optimismo. Siempre está animado ,no sólo no ha dejado de realizar su actividad cotidiana si no que incluso es más activo que antes de la enfermedad. Tiene ganas de vivir la vida y de disfrutar de su familia y amigos.

Estas dos situaciones son intrínsecas a cada persona y como médicos nuestra misión es brindar toda nuestra ayuda a cada paciente para recuperar su vida cotidiana. Pero incluso cuando hacemos todo lo posible, aplicamos las técnicas y los protocolos más actualizados, hay factores que se escapan de nuestras manos y uno de ellos es sin duda la forma en que cada uno afronta su enfermedad.


Para mí resulta muy frustrante ver como este hombre, actualmente libre de enfermedad, se ha encerrado en si mismo y se ha limitado hasta el punto de no salir a la calle. Nuestro trabajo sirve de poco si él no puede reintegrarse e su día a día. Cada  visita intento hablar con él para intentar hacerle ver que él puede poner mucho de su parte para cambiar estas condiciones, que tiene que dejarse ayudar por nosotros y por los psicólogos para recuperar poco a poco su vida. Le cuento el ejemplo del otro paciente y el de muchos otros  que han afrontado la enfermedad con entereza y siguen día a día intentado disfrutar de su vida mientras luchan contra un cáncer que puede volver a dar la cara en cualquier momento. Le cuento situaciones mucho peores por las que atraviesan muchas otras personas para que intente relativizar el problema.  Pero él continúa encerrado en sí mismo y no quiere recibir ayuda psicológica. Me imagino que no es fácil vivir con esa espada de Damocles pero como le digo a él, ninguno de nosotros, incluso sin haber padecido un cáncer, estamos exentos de que hoy sea nuestro último día.

Así tenemos dos pacientes completamente opuestos, uno libre de enfermedad que lleva una vida completamente limitada como si presentara enfermedad activa. Y otro con enfermedad activa que afronta la vida con la ilusión de un adolescente. La cirugía del primero puede haber sido un éxito quirúrgico pero no hemos conseguido curar al paciente. El segundo paciente por el contrario a pesar de seguir conviviendo con la enfermedad, vive como si no la tuviera.

Nuestro objetivo al final es que los pacientes no sólo vivan, si no que lo hagan en las mejores condiciones posibles. Por eso, cada día, intento hacer ver a mis pacientes que su enfermedad es una cosa en la que ellos juegan un papel primordial y que sólo juntos podemos conseguir los mejores resultados.

Dr Jorge Guiñales
Cirujano Oral y Maxilofacial
@JorgeGuinales

miércoles, 22 de julio de 2015

LA PRUEBA MAS DURA DEL PAIS. EXAMEN MIR

Muchos médicos se enfrentan cada año a un temible y gigantesco examen. Se trata de un examen con 250 preguntas tipo test en las que puede aparecer cualquier aspecto de la medicina. La finalidad del examen es ordenar a los médicos para elegir una especialidad médica. La competencia es brutal.

 El examen tiene lugar en enero o febrero. Los opositores empiezan por estas calurosas fechas a ser conscientes del volumen de teoría al que se enfrentan y el esfuerzo titánico que deberán realizar para alcanzar la especialidad deseada. 

Aunque se trata de un examen bastante objetivo, éste es incapaz de medir cualidades importantísimas que definen a un médico. Por ello me gustaría lanzar un mensaje positivo a aquellos opositores que bajan su autoestima y motivación si las notas son bajas. Por otro lado este post también es un mensaje para que aquellos con notas magníficas no se duerman en los laureles.

Conozco muchos ejemplos de estudiantes brillantes con números muy buenos en el examen MIR. En un porcentaje nada desdeñable, estos colegas llegaron a un servicio, no interaccionaron con sus compañeros; fueron torpes para el trabajo en equipo; la competencia les nubló la vista; fueron incapaces de soportar la enorme presión de la toma de decisiones; jamás miraron a un paciente a los ojos…

Sin embargo, conozco otros ejemplos de estudiantes no tan acertados en los test, pero ejemplares y brillantes a la cabecera de la cama del paciente. Médicos anónimos con gran vocación.  Un buen médico, además de ser buen teórico, debe trabajar en equipo; ser buen compañero; valiente y prudente y nunca cobarde o temerario; querer y entender al paciente y su familia; luchar por la salud y aceptar la enfermedad; aceptar sus fracasos;  salvar vidas; ayudar a vivir; saber dar esperanza, y tender la mano al enfermo que siempre espera paciente...

Todas estas cualidades no las mide el MIR.  Todos aquellos médicos que luchan por ser especialistas, con vocación y para ganarse la vida honradamente, deben saber que el futuro no lo escribe un test.

Dr Pedro M Losa.
Cirujano Oral y Maxilofacial.

lunes, 20 de julio de 2015

AGRESIONES SOBRE EL ASFALTO. CURIOSO ACCIDENTE.


Llegan las vacaciones y desde la DGT nos informan sobre las precauciones que se deben tomar al volante. Muchas de ellas ya conocidas como el control de la velocidad, distracciones etc… Sin embargo nunca se avisa de las posibles consecuencias de la violencia verbal y física que ocasionan los encontronazos entre conductores, sobre todo en las ciudades. En ciertas ocasiones esta violencia acaba con uno o los dos implicados en el hospital.

Les cuento un caso curioso atendido en el Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital La Paz (es sólo uno de muchos).

Se trata de un señor que tras ponerse el semáforo en verde pita al conductor de delante al ver que éste no salía ya que estaba despistado. El conductor de delante sale del coche de forma muy violenta y se dirige al que había pitado.

-Baja la ventanilla… Qué problema tienes (insultos…)
-Disculpe, vi que se había despistado y sólo quería avisar. Cálmese. Le pido disculpas no era mi intención molestarle.
-Ni se te ocurra volver a pitarme otra vez o te vas a enterar.

Tras un rato de charla el conductor que pitó consigue calmar el ambiente. El otro se monta en el coche y continúan la marcha. “Para que le he pitado”, se pregunta. Todo parece un susto. Sin embargo en el siguiente semáforo el conductor de delante se baja del coche no contento con la simple bronca. Saca del maletero una llave inglesa y… fractura de mandíbula.

Afortunadamente todo se reparó y el paciente actualmente no tiene ninguna secuela.
Este es solo un caso de los numerosos que atendemos. La violencia sobre el asfalto supone un porcentaje importante de las agresiones que atendemos en el hospital. Desde aquí les recomendamos paciencia al volante. Nunca sabemos a quién pitamos.

Dr Pedro M Losa

Cirujano Oral y Maxilofacial

miércoles, 15 de julio de 2015

ARDIO MI MEMORIA: UNA GUARDIA DEMASIADO LARGA

Exhausto regreso a casa en mi pequeña moto de 125cc. Es julio,  son las 15:30 y el alquitrán de la Castellana se derrite. Detrás va quedando cada vez más alejado el Hospital  La Paz. Una idea borrosa me recuerda que allí entré ayer. Era temprano. Me retiro, pero la actividad continúa.

La recta final de la jornada ha consistido en ayudar a un compañero a atender a 54 pacientes citados de 9h a 14h en una consulta. Él solo no puede. Los pacientes requieren tiempo. Tienen problemas de salud, familiares, personales… Muchos de ellos están tristes y otros padecen ansiedad porque reciben malas noticias.

La consulta se alarga. A última hora mi compañero es avisado por una urgencia y se tiene que ir a operar a un paciente. Primero hablará con la familia.
-    Pedro, me tengo que ir a quirófano. ¡Lo siento!
-  Ni te preocupes, me quedo yo con la consulta. Ve tranquilo, opera.

El último paciente de nuestra consulta me saluda con una sonrisa, pero no su familia. La hija mantiene una postura hostil y me lo hace saber.
-  ¿Dónde está el Doctor que nos suele atender ¡Llevamos más de una hora esperando!
-     Disculpe, se ha tenido que ir a quirófano.
-      Si me hubieran atendido hace una hora, que era cuando me tocaba, hubiera estado aquí.
Guardo silencio y bajo la cabeza. Ella no lo sabe, pero me siento humillado…


Es hora de regresar a casa. Ya no se ve el hospital, pero su actividad continúa. Atrás quedan las brumas del sueño de una noche de verano. Ardió mi memoria.